Ubicado en el Playón de Hornos, el Acuario de Veracruz ocupa una
superficie de 3493 m2 y está compuesto en un 80% de ambiente natural y sólo un
20% artificial. Asimismo, consta de siete secciones de las cuales la primera es
el vestíbulo en el que destacan las fuentes danzarinas, donde inquietos chorros
de agua cristalina suben y bajan al ritmo de conocidas melodías nacionales e
internacionales.
La segunda sección es la Senda Ecológica, donde habitan diversas
especies de mojarras, tilapias y numerosas tortugas. En este ambiente
selvático, recreado en sus más mínimos detalles, los traviesos y juguetones
tucanes vuelan de una rama a otra o hacen de las suyas en los columpios para
disfrute de los visitantes.
La Galería de Agua Dulce, integrada por nueve peceras, da albergue a
peces originarios de ríos, lagunas, lagos, pantanos, esteros y manglares. En
esta sección se exhiben mojarras africanas, tambaquíes, pirañas, peces
japoneses, platys, tetras, neones y ángeles, entre otros, así como el temido y
codiciado cocodrilo.
Pero el punto más emocionante del recorrido es la Pecera Oceánica, un
túnel que tiene un domo acrílico transparente, el más grande de Latinoamérica,
donde los visitantes, sobrecogidos, se ven rodeados de las especies más
representativas del Golfo de México. En este lugar, la impresión de los
espectadores es que las profundas aguas se han abierto para que sin peligro
puedan observar el libre desplazamiento del mero de enorme boca, que cambia de
sexo sin que se pueda saber aún por qué; de la barracuda picuda, ágil cazadora;
de la cubera dientona o colmilluda; del hermoso sábalo, conocido popularmente
como el “rey de los mares”; de las voraces cobias y de las rayas de espina que
graciosamente baten sus aletas contra la pecera a la hora de la comida.
Además de los animales antes mencionados están los amos y señores de la
Pecera Oceánica: los subyugantes tiburones, los menos comprendidos a creérseles
los asesinos de los mares, porque de las 350 especies clasificadas hasta la
fecha, únicamente 10% son consideradas peligrosas aunque sólo atacan por tres
razones fundamentales: hambre, peligro o invasión de su territorio.
Un dato impresionante de la Pecera Oceánica es que tiene una capacidad
de 1 250 000 litros de agua salada, y espacio suficiente para que los peces se
sientan a sus anchas.
Siguiendo nuestro paseo marino llegamos a la Galería de Agua Salada, la
cual cuenta con 15 peceras donde podemos observar hermosos ejemplares de
morenas, peces erizos, tortugas de carey, langostas, camarones, caballitos de
mar y peces piedra. No faltan en esta galería bellas muestras del indopacífico
como tiburones leopardo, cirujanos amarillos, ídolos moros, escorpiones y
muchos más.
Un paréntesis necesario en esta visita son los arrecifes, uno de los
ecosistemas más productivos y ricos del mar. Aunque durante mucho tiempo se les
confundió con plantas, hoy en día sabemos que los arrecifes son largas barreras
de coral integradas por los esqueletos de millones de diminutos animales
llamados pólipos, los cuales al reunirse en colonias pueden alcanzar
extensiones de miles de kilómetros. Por su extraordinaria belleza, los corales
son llamados también “animales flor”, y lo más importante es que su existencia
evita la erosión de las costas, y da vivienda y alimento a una gran diversidad
de organismos como cangrejos, pulpos, erizos y los ya mencionados en la Galería
de Agua Salada.
Como invaluable apoyo a este acuario está el Museo Ramón Bravo —llamado
así en homenaje al destacado fotógrafo e investigador submarino—, en el cual se
completa la información visual ya que ofrece a los visitante exhibiciones de
interés como el supermercado marino, el cual nos muestra la enorme cantidad de
productos de uso cotidiano que tienen su origen en el mar. En este lugar el
público puede examinar libremente pequeñas maravillas como caracoles, conchas,
esponjas, estrellas de mar, caparazones de tortuga, langostas, cangrejos,
corales, etcétera.
Para finalizar la visita nos espera el Videoacuario con una capacidad
para 120 espectadores, quienes pueden disfrutar de materiales de gran belleza y
valor didáctico.
A modo de epílogo diremos que este centro de investigación cuenta con
una extensa área técnica, integrada por las secciones de mantenimiento, salas
de trabajo y dos laboratorios: el Laboratorio Químico que es responsable del
buen estado del sistema sanitario, así como de reproducir en lo posible un
ambiente natural para los habitantes del mar, y el Laboratorio de Alimento
Vivo, en donde se lleva a cabo una de las tareas más delicadas del acuario: la
producción de artemia, pequeños organismos que forman parte del plancton,
primer eslabón en la cadena alimenticia marina.
El personal técnico que colabora en el mantenimiento del Acuario
Veracruz, está integrado por biólogos, oceanólogos, ingenieros en acuacultura y
buzos, y aunque este centro no cuenta con subsidio de ninguna especie, las
erogaciones se cubren con los donativos de los visitantes y con el altruismo de
sus profesionales y de la administración.
Este acuario, además de demostrar a los mexicanos y extranjeros la
importancia que tiene la vida en el mar, tiene también como objetivo proteger a
aquellas especies que están en peligro de extinción.
La dirección del Acuario de Veracruz es:
Blvd. M. Ávila Camacho S/N Playón de Hornos Col. Flores Magón Veracruz,
Ver. C.P. 91700
Escrito por: Corina Espinosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario